sábado, 19 de febrero de 2011

LA Domus de Trebius Valens, S.I , POMPEYA

La Domus de Trebius Valens, S.I a.C , Pompeya


Centrándonos en la vivienda de época imperial, objeto de este trabajo, debe considerarse como una evolución del simple espacio de la cabaña villanoviana y lacial del siglo VII a.n.e. a las casas rectangulares y de composición compleja reflejadas en los tipos pompeyanos. La pompeyana Casa del Cirujano se nos presenta como claro ejemplo de morada de época republicana con una planta rectangular de cuyo centro, el atrium provisto de un impluvium, se desarrollan los cubicula o habitaciones. Frente a la entrada o fauces se desarrolla el tablinum con sus alae o pequeñas habitaciones adosadas y desde aquí salir al hortus, especie de jardín – huerto. Es la casa patricia por excelencia.

Sin embargo, desde mediados del siglo II a.n.e. como consecuencia del contacto con la edilicia privada helena, se desarrolla una casa más grande (un ejemplo lo tenemos igualmente en Pompeya en la llamada Casa de Pansa) adosada a la antigua denominada de peristilo por construirse un amplio jardín porticado. Su máximo desarrollo lo vemos a finales de la república donde observamos casas patricias con doble peristilo y una habitación muy importante, el triclinium o despacho donde el pater familiae ejerce su auctoritas. Solía ubicarse cerca del peristilo y comenzó a usarse con la costumbre de reclinarse para comer.

Normalmente una domus está precedida por un corredor de acceso desde la calle, el andron, que se divide en dos partes, el vestibulum y las fauces cuyos suelos suelen aparecer adornados con mosaicos, por las cuales se accede al atrium, patio parcialmente cubierto y dotado de un aljibe para recoger el agua de lluvia, el impluvium. En un principio, el atrium era el centro de la casa, donde se cocinaba y por donde salían los humos de la casa por medio de un orificio en el techo Atrium Testustinado). Más tarde, el modesto orificio se convirtió en una verdadera fuente de luz, el compluvium el cual se corresponde con el impluvium. Existen varias clases de Atrios como el Testustinado, es decir, el que está techado, el Toscano que no está soportado por columnas, sino por vigas transversales y el Columnado Tetrástilo, con columnas, aunque si tiene más de cuatro (generalmente 6) recibe el nombre de Corintio. En las domus más señoriales (Fig. 3), en el atrium se coloca una pequeña capilla para dar culto a los lares, los dioses protectores de la familia además de una pequeña mesa de mármol, el cartibulum, recuerdo de la primitiva mesa donde se comía. Dos estancias laterales a ambos lados de la puerta son utilizadas como tabernae, esto es, tiendas que normalmente son alquiladas por el dueño de la casa. En otros casos, estas dos habitaciones son cubicula, es decir, dormitorios. Flaquean el cubiculum dos alae que suelen utilizarse como despensas o habitaciones para el servicio de la casa. El tablinum es una gran sala habilitada como comedor a veces y como despacho otras, completamente abierta al atrium. Si la domus es grande, el tablinum sirve solamente de acceso al peristylum, esto es, el jardín central porticado. En las domus se puede habilitar como comedor una habitación interior especial, el triclinium o despacho y dormitorio del dueño de la casa. Existen numerosas estancias menores en el interior de la domus que son las cocinas, baños, letrinas, pequeñas habitaciones para los esclavos, etc.


Figura 1 . Casa de Trebius Valens en Pompeya. 1.- Vestíbulo. 2.- Atrium. 3.- Impluvium. 4.- Triclinium. 5.- Tablinum. 6.- Sala de recepción. 7.- Cocina. 8.- Baño. 9.- Peristilum. 10.- Fuente. 11.- Triclinium. 12.- Exedra. (Según Stierlin, H. pág. 108)

Relaciones entre vivienda y ciudad: la sociedad romana en la domus

Vitrubio[8] sostiene que la casa debe considerarse como una fachada del estatus social de su dueño y así es entendida dentro del organigrama planimétrico de la ciudad.

Ahora bien, es innegable que el valor catastral del suelo juega un importante papel a la hora de deducir las posibilidades que un ciudadano tiene de habitar una domus. No es lo mismo vivir en una ciudad de provincias que en la Urbe; así, proliferan las insulae (verdaderas casas de vecinos con servicios comunales) en ésta última y será mayoritario el uso de la domus en pequeñas ciudades provinciales.

Una vez que un propietario era dueño del solar para edificar, contaba con la posibilidad de arrendar parte de la estructura (normalmente las dos estancias que flanquean la puerta principal) como tabernae lo cual abarataba bastante el coste del proyecto.

Lo que se convierte pues en indicador del estatus social del dueño del predio es la riqueza de recursos arquitectónicos y el uso de espacios domésticos posibles como uno o varios peristilos, atrios, etc, o al contrario, un simple corredor aunque siempre contarán con elementos indispensables a una domus tales como tabularium, cubicula, fauces, etc.

Por tanto, a mayor complejidad y dimensión de la planta, mayor gradación de riqueza, aunque esto no necesariamente se paraleliza con el ordenamiento social. Así, un liberto rico puede vivir en una mansión digna de un integrante del ordo senatorialis y un caballero en una insula de la Suburra, el barrio más humilde de Roma.

No obstante, no debe olvidarse que la casa se constituye en un espejo que delata a su propietario. Aquí es donde se recibe al vecino, donde se convive con él mediante cenas o entrevistas. Vitrubio nos informa sobre cómo deben construirse estas habitaciones dedicadas a la salutatio en función de la posición social del propietario[9].

En la concepción vitrubiana de la domus, no cabe la plebe, la masa ciudadana, sino una pequeña burguesía de la más variada procedencia que está luchando contra la especulación urbana y el constante aumento del precio del suelo urbano. Por tanto, en Roma sería el orden senatorial y en las ciudades provinciales los curiales, el ordo decurionum y el ordo equester además de pequeños prestamistas, abogados y pedagogos, los detentadores de la posibilidad de construir y habitar una domus.

La casa, en palabras de Pedro Ángel Fernández, se concibe como una sede social en que posición y ocupación prescriben un tipo concreto de morada decorosa y digna (Fernández, P., 1999; pág. 450). Por tanto, en las pequeñas ciudades provinciales, el detentador de una domus será el perteneciente a un determinado estatus social cuyo símbolo será la casa. Sin embargo, ese afán por distinguirse en relación al vecino, conllevará un indiscriminado uso del lujo, a veces rayando el esnobismo, que aumentará considerablemente los gastos en una carrera sin fin por aunar nobleza, lujo, riqueza y, sobre todo, prestigio. Tácito, en sus Annales lo subraya elocuentemente.
Ese afán de prestigio se verá estructurado en las partes de la domus como si se tratara de un ente con vida propia.
Veamos con más detalle algunas de ellas:
El Vestibulum: Se trata del lugar por donde se accede a la domus, esto es, un lugar de permanencia a la espera de que se abran las puertas. A veces, se colocan bancos laterales y aunque privado, se le considera un espacio de uso público. Pueden ser de dos tipos: uno de tradición romana, el descrito anteriormente, y otro más helenizante resultado de un espacio realzado con columnas dando paso al zaguán de entrada. Lo realmente importante de la estancia es su función de espera; es dotar al propietario de una especie de maiestas en relación a sus visitantes. Estos están obligados a esperarle en el vestíbulo, lo cual refleja ese afán de prestigio que caracteriza al habitante de la domus. No obstante, también se alza como una frontera entre la privacidad de la domus y el espacio público.

Lanua, Foris, Ualua o puerta: Es la frontera física entre la privacidad doméstica y el espacio vestibular y abierto al público. Puede aparecer flanqueada de pilastras o semicolumnas y techos arquitrabados, en ese afán por proyectar el estatus social del propietario con una función propagandística y a la vez de aislar y separar la casa de la ciudad. Su protector es el dios Jano, el cual ejerce su función de portero que todo lo ve. Para honrar a un personaje ilustre, se adornaban con laureles como es el caso de Octavio tras recibir del Senado el título de Augustus el año 27 a.n.e

También se colocaban sendos postigos que, en definitiva, eran los que más se usaban pues dado el carácter casi sagrado de la Iuanua, eran estos los más polivalentes. Servían de puertas de servicio y a veces se colocaban enfrentadas a la principal.

El atrium: Tras las fauces, corredor del vestíbulo que da acceso a la vivienda, se encuentra el atrium, verdadero corazón alrededor del cual se desarrolla toda la vivienda. Era allí donde toda la simbología y la parafernalia del dueño se desarrollaba. Sus paredes aparecían decoradas con los méritos alcanzados por el propietario, pues si bien el vestíbulo era el lugar de espera, no es menos cierto que las necesidades del dueño ante un mayor número de visitantes, obligara a hacerlos pasar al atrio. Así, el atrium, aunque espacio privado, cumple una clarísima función social: la de propaganda del dueño de la casa. Se yergue como la parte sobre la cual se articula arquitectónicamente la domus. Así, aparecerá decorado profusamente tal y como leemos en Petronio con columnas y estanques, simbiosis ésta última signo de poderío económico. También pueden aparecer estatuas y los suelos pavimentados con mosaicos como medio de exaltación social y casi siempre, las imagines maiorum, esto es, las representaciones de los antepasados difuntos en los flancos del atrio. A este respecto, es significativo el pasaje relatado por el gran poeta Ovidio].

El tablinum: Muy cercano al atrium, se constituye como una especie de sala donde el propietario despacha con sus visitantes más íntimos. Se aísla del atrio por medio de una cortina o un panel de madera plegable. Es una forma de estructurar el grado de importancia de los visitantes. A algunos se les hace entrar en el tablinum, al resto, en el atrium. Muchas veces y en función de su estratégica situación, los tablinos se utilizan como comedor. Etimológicamente, parece que su nombre deriva de la tabula para comer. Es, en cierto sentido, la sede del poder del propietario de la domus.

El triclinium o comedor principal: Se trata de un comedor tripartito o con tres lechos realizados en mampostería que parece surgir a mediados del siglo I a.n.e. Es allí donde se llevan a cabo las grandes cenas con los invitados más ilustres. En la estación estival, se habilitan triclinios al aire libre, generalmente integrados en los peristilos. Los esclavos serviles se colocaban agachados a los pies de los lechos o de pie junto al dueño a la espera como camarero. En la parte posterior de los lechos se colocan los jóvenes y las mujeres y, si falta espacio, se habilitan sillas de madera. Las posiciones de los triclinios se dividían en imus, medius y summus de izquierda a derecha, destacándose como lugar privilegiado el summus pues es allí donde se coloca al invitado principal aunque para que el propietario sea el centro visual de la totalidad de los invitados se le coloca en el locus medius. Se trata de una ordenada jerarquización social de los invitados en la que la disposición en el triclinium escenifica la maiestas del anfitrión sobre sus comensales.

Otras habitaciones, los oeci: Son pequeños salones generalmente de planta rectangular columnados. Se destinan a recepciones y lugar de reunión del patrono con sus clientes .

El jardín, hortus, peristyulum: Vitrubio utiliza el término griego andronpara denominar a los más antiguos. El hortus o pequeño huerto se desarrolla como un espacio en la parte posterior de la domus destinado al cultivo de vegetales para consumo personal. Sin embargo, este uso va a ir evolucionando en la domus hasta convertirse en un jardín, el peristylum. Tradicionalmente se le ha dado un origen griego aunque tenemos constancia de que ya en Etruria se usaban e incluso casas pompeyanas aparecen con horti columnados datadas en el siglo IV a.n.e. Que es síntoma de poderío social lo leemos en Suetonio al referirse a las costumbres de Octavio y sabemos del gusto de Cicerón de dormir siestas en él.

Decorado suntuosamente con mármoles, pinturas, fuentes, surtidores, etc, es la parte de la casa que más se cuida en reflejar el estatus social del propietario de la domus. Toda la decoración es intencionada. Gira en torno a la presentación del dueño de la casa ante sus visitantes. Es la materialización de un modo de vida suntuoso y acorde con los recursos económicos del dueño. También es la zona donde se lleva a cabo el ocio y el disfrute de la vida debido a la atmósfera sensual que suele crear un jardín.

La zona servil de la casa: Cocinas, culinae, cellae ostiariae, etc: Tienden a ubicarse en zonas marginales de la domus. Las fuentes son parcas en darnos detalles sobre ellas debido, que duda cabe, a que los invitados e incluso el mismo propietario no las visitan. Solamente el ama de casa, la esposa del propietario, es quien controla la actividad en ellas, así lo relata Petronio. Generalmente dichas estancias están comunicadas con la calle mediante postigos motivado por mantener la pureza de la ianua lejos del sector servil.

Tras este breve examen de las partes más importantes de la casa aunque hemos dejado de lado algunas como los cubicula o dormitorios que entendemos pertenecen a la esfera de la privacidad más absoluta, podemos concluir exponiendo algunas líneas generales sobre como se articula la sociedad romana en torno a la casa señorial.

En primer lugar, la elección de una domus como residencia entraña la pertenencia a una clase social media elevada; es la típica residencia de los curiales provinciales pues los gastos no ya de construcción, sino de adquisición del predio, materiales, etc, son desorbitados para gente con pocos recursos económicos.

En segundo lugar, la ubicación en insulae definidas por el gromático entraña una jerarquización dentro de las casas, así, las más cercanas a edificios públicos serán más caras que las alejadas y cercanas a la muralla o puertas de la ciudad.

Un tercer aspecto a destacar es la articulación interna de la casa como exposición del señorío del propietario, como dueño de ese espacio conformado por la domus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog